el último piso del hotel california desde el autor


“Un hotel. Un lugar de paso. Un lugar desconocido. Neutral. Un territorio de negociaciones en medio de la guerra. Suiza. Estar en un hotel es como estar en Suiza. Tierra de nadie. O de todo el mundo, que es lo mismo. Un lugar ajeno a vos y ajeno a mí. Un lugar que abre en la noche. Hecho para decir la verdad. Y que nadie más la sepa. El sitio de los pactos secretos. En el nuevo milenio. Un confesionario hecho a la medida de los tiempos. Con putas en lugar de curas. Un rincón húmedo y oscuro preparado para nuestra resurrección”.


ÚLTIMO PISO DEL HOTEL CALIFORNIA nace de la confluencia de distintos factores. En primer lugar, algunas condiciones limitantes que oficiaron, en última instancia, de mojones por medio de los cuales encauzar la creación: una obra para dieciséis personajes, entre ellos trece mujeres y tres hombres, todos jóvenes, un título sugerido por María Dodera, un hotel, algunos nombres y caracteres para elegir y descartar, un drama urbano, contemporáneo, un tiempo de escritura limitado… Estas coordenadas fueron el punto de partida, el obstáculo a superar que requiere toda creación artística que se precie de tal.


Tengo un hotel, pues bien, tendré habitaciones. Muchas. La habitación de hotel se ha convertido en mi espacio dramático por excelencia. Fundado en una concepción del teatro y de la escena: dos actores en desacuerdo. Luchando por cumplir un deseo. Dos agonistas, tesis y antítesis, debatiéndose hasta llegar a una síntesis extrema: la muerte o el amor. En todas sus formas. Y vaya si las hay.


Me gusta pensar las habitaciones de hotel como espacios neutrales. Sitios de negociación en medio de la guerra. La guerra urbana. Uno quiere algo del otro, y éste no piensa ceder. La negociación, el dealer y el cliente. Bernard-Marie Koltès en un lugar privilegiado entre los libros de mi biblioteca. La necesidad extrema del otro conlleva su destrucción inevitable. La necesidad extrema del otro, nacida de un vacío tan patológico como nuestro mundo urbano contemporáneo.


Toda ciudad explicita sus límites: el afuera y el adentro. Dentro, los hombres de bien, la familia correcta y de buen vivir, un televisor, una estufa, algunos niños, una mascota amable. Fuera, los lobos, los perros, los asesinos, las botellas de alcohol rodando por el asfalto hasta quebrarse, los solitarios, los marginados. En el primero, el deber ser. En el segundo, la humanidad latente. El arriba y el abajo Y el terror de la caída. La pérdida de la inocencia. La liberación hacia lo natural. La aceptación de lo humano. Lo sublime y lo terrible. Los personajes de ÚLTIMO PISO DEL HOTEL CALIFORNIA han superado ya esa dicotomía. Y por esta razón son terribles. Porque son honestos. Honestos en su humanidad más pura. Y más cruel.


El mundo urbano define sus espacios antagónicos: la calle, el hogar. La vida en la ciudad genera con su imponente presencia una imagen del mundo, una representación mental que nos ayuda a interpretar la realidad: nosotros, los hombres de bien, y los otros, esos a los que ni siquiera se mira al pasar a su lado. En el hotel, esta representación esquemática se hace añicos. En la habitación de paso, el afuera y el adentro conviven peligrosamente. Rozan sus límites. Friccionan hasta estallar. De allí tal vez surja algo verdadero. Un rayo de luz sobre nuestra intimidad más oscura. Un encuentro irrepetible. En la noche. La habitación de hotel quizás sea el único lugar en que los seres de estos mundos antagónicos crucen miradas. Caricias. Golpes. Deseos. Por primera vez. Y para siempre.


ÚLTIMO PISO DEL HOTEL CALIFORNIA está inspirada en ciertos comportamientos ya casi míticos en el espacio de las urbes del siglo XXI. Los mitos hunden sus raíces en el origen de los tiempos. El espíritu de nuestra época insiste en hacernos pensar que el origen de los tiempos no va más allá que ayer en la mañana. El problema no se limita a olvidar el ayer, el problema es que ni siquiera podemos concebir que hubo jamás un ayer. La amnesia colectiva. La estupidez generalizada. Toda época de inflexión, de cambios y crisis, redefine sus mitos. También la nuestra. La tortura consentida, la estética bizarra, un neo-romanticismo de Perogrullo, la afición por la muerte, la nada, el vacío, la crueldad explícita, el amor encerrado entre cuatro paredes, la violencia mediática, la soledad, la máscara que se ha vuelto más real que nosotros mismos, la estupidez de alto vuelo, la ignorancia de guante blanco, la desazón, la indiferencia, alguna esperanza en amores imposibles de los que todavía quedan... Y poco más.


ÚLTIMO PISO DEL HOTEL CALIFORNIA le debe mucho a otras obras, que han quedado presentes en ella a manera de intertextos. Algunas novelas: TRILOGÍA DE NUEVA YORK, de Paul Auster, LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD y EL CUADERNO ROJO, del mismo autor. Y otras más alejadas en el tiempo, y de las que retomo algún fragmento aislado, como NIEBLA, de Miguel de Unamuno, o la propia ILÍADA de Homero. Películas como THE ROCKY HORROR PICTURE SHOW, de Jim Sharman, o las sugeridas por María Dodera, O SIGNO DA CIDADE de Carlos Alberto Riccelli, o LA FEMME PUBLIQUE de Andrzej Zulawski. Obras de teatro como mi anterior FUGA DE ÁNGELES, que también se desarrollaba en un hotel, OBSCENA, de Gabriel Calderón, con la que el diálogo parece ser inevitable dadas las circunstancias similares de creación (espacio, institución de formación de actores, autor…) o las más lejanas y menos uruguayas LUCES DE BOHEMIA, de Ramón del Valle Inclán, o EN LA SOLEDAD DE LOS CAMPOS DE ALGODÓN, y LA NOCHE JUSTO ANTES DE LOS BOSQUES, ambas del francés Bernard-Marie Koltès. Y la lista podría seguir, casi interminablemente.


Una constante en casi todas estas referencias: la presencia de un héroe de dudoso desempeño moral, y siempre solitario. Algo de eso hay en todos los personajes de esta pieza. El héroe, el que se atreve a ir más allá, al lugar donde nadie ha ido antes, atravesando un camino tortuoso y casi siempre liberador, y que al retornar paga las consecuencias de su atrevimiento. Un sacrificio. De eso se trata. Vamos al teatro para ver actores sacrificándose. Llegando más allá de lo que nunca nos atreveríamos a llegar. Un sacrificio. El más hermoso de todos.


Santiago Sanguinetti

1 comentario:

  1. Grandiosa historia contada por el mismo autor, ésta canción encierra muchos mitos, pero me gustaría que me ayuden brindando comentarios puntuales sobre verhentai.top, un anime que se está volviendo importante en la industria de los animes para adultos.

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